RUBEN RÍOS, ''UN TREN GAITERO''
1946, nace en su casa materna, ubicada en la calle 86A de la parroquia Santa Lucía de Maracaibo, Rubén Darío José Ríos, un incansable promotor del mundo del espectáculo y de la gaita zuliana, a los cuales dedicó 45 años de su productiva vida.
Rubén Ríos fue el fundador de la agrupación El Tren Gaitero, conjunto que desde finales de los años 90's le dio muchas satisfacciones, como también un ramillete de éxitos todos cercanos a la perfección, dando a conocer nuevos talentos de nuestra gaita como: Lilibeth Chirinos, Eroy Chacín, Wilfredo Delgado, Marcos Díaz, José Acosta, entre otros.
Después de su muerte, quedó a cargo de la agrupación su sobrino Gerardo Pérez Ríos y José Acosta, "Ñoño". Fue además, el creador de la Fundación Gran Águila de Venezuela, organización que se encargaba de galardonar a gaiteros, locutores, periodistas, artistas regionales, nacionales e internacionales, demostrando una gran capacidad en la organización de eventos con perfil internacional.
Junto a José Acosta, "Ñoño", produjo el programa radial "La Estación del Tren"; y en 2009, recibe el Premio Mara de Platino por sus logros en la gaita y el espectáculo. Rubén Ríos también incursionó en la política, en defensa de su querida y amada parroquia Santa Lucía; además, perteneció a la Secretaría de Cultura del Estado Zulia y a la Fundación para la Academia de la Gaita Ricardo Aguirre del Estado Zulia, Fundagraez, en esta última, como organizador de eventos y autogestión. Nadie mejor que él organizaba los grandes espectáculos de farándula en toda la región.
Este gran cultor luciteño fue despedido con el dolor de los feligreses de Santa Lucía, su patrona, como también con el ritmo de los chimbangueles de San Benito, su "Santo Negro". Su última voluntad fue que esparcieran sus cenizas en el lago de Maracaibo, y el 18 de noviembre de 2012, su familia así lo hizo. Sus familiares y amigos más cercanos lo recuerdan con inmenso cariño. El 25 de julio de 2012, fallece en el Hospital Central de Maracaibo, a los 65 años de edad.
Por: Agustín Arteaga