MALTRATOS A INDÍGENAS PERIJANEROS




El 24 de mayo de 1766, el gobernador de la provincia de Maracaibo, Alonso del Río, levanta un lamentable informe al Virrey, sobre el estado de los pueblos indígenas de Perijá, que eran evangelizados por los Padres Capuchinos.

En uno de los párrafos expresa textualmente, y en escritura de la época, poco entendible, esta triste situación: "vi la porción de indias Cozinas. Mugeres, Madres, hermanas e hijos de los que se hallan presos encadenados en los castillos de la Barra, que embueltas en lágrimas y publicando lo que padecen por términos casi increíble a sus mantatarazes genios, clamaban por misericordia y piedad, pues a nadie havían ofendido a vozes y especialmente una por todas a sus maridos y demás gentes antes que su necesidad y desnudez las redugese a incurrir en defectos no devidos a la estimación que hacen de sus consortes y concluyen con decir "Señor, Basta, clemencia te pedimos, Estas mugeres no tienen más amparo que el que la caridad de los R.R.P.P. capuchinos puedan hacerlas, así para su sustento como escaso vestuario".

Esta narración del siglo XVIII describe cruelmente el trato que algunos religiosos daban a nuestros pueblos originarios al momento de someterlos física y culturalmente.


Por: Agustín Arteaga

APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.