LUIS GUILLERMO GOVEA, LOCUTOR ZULIANO
En esta fecha patria, nace en Maracaibo, Zulia, en 1907, un luchador social que usó las armas de la radiodifusión para denunciar y defender a los más débiles, convirtiéndose con el transcurrir del tiempo, en un ícono de este novedoso medio de comunicación.
Hoy, recordamos a Luis Guillermo Govea Urdaneta, inolvidable luchador social, locutor, poeta y escritor, conocido en todo el occidente del país como "El Guerrillero del Aire".
CONOZCAMOS A ESTE PIONERO DE LA RADIODIFUSIÓN EN EL ZULIA:
Muy joven forma parte del famoso grupo literario Seremos, pero decide apartarse por diferencias con algunos de sus miembros. Su poesía al estilo posmodernista, casi toda en soneto, la utiliza en la radio como instrumento de lucha a favor de los más desposeídos.
Este pionero de la radiodifusión zuliana cumple una labor profesional muy importante desde 1936, al momento de liderar el segmento informativo de la emisora Ondas del Lago 1.120 AM, muy específicamente en El Noticiero del Aire, a través del cual se hizo solidario con los trabajadores de la primera huelga petrolera de Venezuela ocurrida ese año.
Govea fue el fundador, propietario y locutor estelar de la emisora Radio Mara 900 AM, donde produce programas cómicos como Mamerta y Cocomoco, personajes interpretados por los actores Carlota Flores y Juan Francisco Montero; además, de una famosa radionovela denominada Raffle, "El ladrón de las manos de seda", escrita a diario por Jesús Villalobos Salas.
Con su imponente pipa en la boca, impartía todos sus conocimientos hertzianos, convirtiéndose en maestro de muchos locutores, periodistas y operadores de nuestra región, y con su carácter siempre recio, estuvo al frente de Radio Mara hasta sus últimos días.
A los tres años de su muerte, sus herederos venden al ingeniero Nelson Belfort y al banquero Orlando Castro, sus emisoras Mara 102.1 FM (la primera emisora en frecuencia modulada de Maracaibo) y Mara Ritmo 900 AM (Radio Mara), para la familia Govea, la primera emisora en amplitud modulada del Zulia.
Por: Agustín Arteaga