ICÓNICA IGLESIA DE MARACAIBO, ZULIA




El 10 de marzo de 1861, siendo cura párroco José Antonio Rincón, y gobernador del Zulia, José Aniceto Serrano, acuerdan reconstruir la Capilla Santa Bárbara, obra que el pueblo marabino hizo suya con sus aportes individuales. La reconstrucción fue culminada por el inolvidable presbítero Joaquín Piña, quien fue nombrado párroco en 1866.

Esta iglesia es denominada como Parroquia Eclesiástica de Santa Bárbara y Santuario de la Inmaculada Concepción, y está ubicada en el Casco Histórico de Maracaibo. Además, fue construida con un estilo neogótico y neoclásico, siendo uno de los templos más emblemáticos de la capital zuliana y declarado como Patrimonio Cultural del Zulia.

Conozcamos un poco más de la historia de esta hermosa edificación católica:

El 16 de septiembre de 1756, la Misión de los Padres Capuchinos obtiene autorización de la Iglesia Católica para establecerse en la ermita de Santa Bárbara, en pleno Casco Central de Maracaibo.

Años después, se empieza a reconstruir la ermita hasta tomar la forma de una capilla que se mantuvo hasta 1862, cuando es nuevamente reconstruida, dándole el aspecto que presenta en la actualidad.

Esta es la edificación con la historia más dinámica y controversial de todos los templos que existe en Maracaibo, debido a los conflictos ocasionados por su titularidad, en los cuales intervinieron desde humildes sacerdotes, frailes capuchinos, la feligresía más activa para la época, obispos y hasta el propio Rey de España.

Es uno de los templos más emblemáticos de la capital zuliana, tanto por la historia que lo rodea, como por el culto a Santa Bárbara y a la Inmaculada Concepción, como fue denominada por un tiempo.

Lo más impresionante del templo actualmente es su órgano de estilo gótico de fabricación francesa, hoy fuera de uso, además de poseer un viacrucis hecho de madera y labrado al relieve de procedencia italiana.

Esta edificación fue declarada Patrimonio Cultural, el 2 de agosto de 1960.


Por: Agustín Arteaga


APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.