GABRIEL BRACHO, MURALISTA ZULIANO

El Zuliano Rajao



1915, nace en Los Puertos de Altagracia, hoy, municipio Miranda, Zulia, el reconocido pintor Gabriel Bracho Oliva, un laureado muralista que realizó estudios en el Círculo Artístico del Zulia Neptalí Rincón y en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, donde recibe estímulos de Héctor Poleo, al mismo tiempo que realiza caricaturas políticas para el semanario Fantoches, y continúa sus estudios en Chile, México, París y Nueva York. Tuvo la oportunidad de realizar exposiciones en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, ganando para América Latina el Premio de Pintura Realista Comprometida en Bulgaria. Además, recorrió Argentina, Bolivia, México, Francia, España, Bélgica, Checoeslovaquia, Polonia y Varsovia, donde asistió al II Congreso Mundial por la Paz en 1950.

Regresa a Venezuela en 1951 y realiza su primera exposición en el Museo de Bellas Artes de Caracas; expone en Maracaibo, Barquisimeto y Valencia, como también ilustra caricaturas anónimas en el periódico humorístico El Tocador de las Señoras. Más adelante, realiza un mural en el Instituto Escuela de la Florida en Caracas y constituye el grupo Paracotos para defender el Realismo en la Pintura.

En 1954 obtiene en Maracaibo el primer premio del Salón D'Empaire, y en 1955, el primer premio del Salón Julio T. Arze, de Barquisimeto. El maestro Bracho fue el creador del famoso mural Boyacá, que hasta la fecha se conserva en el Palacio de Miraflores en Caracas.

En 1992 funda el Taller de Vitrales en Los Puertos de Altagracia, Fundavitrarte, y realiza un mural sobre el petróleo para el Museo Vial de la Universidad del Zulia. En 1978 plasma la cúpula de la sede del Ministerio de la Defensa, una estructura de vitrales de 234 metros, único en su género en Latinoamérica.

En 1993 inaugura la Casa-museo en su casa natal con la exposición retrospectiva Persistencia del Realismo, y poco antes de morir, exactamente en 1994, le fue conferido el Premio Nacional de Artes Plásticas por su amplia trayectoria.


Por: Agustín Arteaga


APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.