EL CANTANTE ZULIANO NELSON HENRíQUEZ
En los primeros días de febrero de 2014, el saladillero Nelson Henríquez partió a la ciudad de Miami, EE. UU., a visitar a sus dos hijos.
En su estadía en tierras norteñas empezó a sentirse mal, ya que Nelson padecía de cáncer de pulmón, según comentarios, producto de su hábito al cigarrillo, pero sus familiares siempre lo negaron.
Lamentablemente, este ícono de la música popular latinoamericana, fallece el domingo 2 de marzo de 2014 en horas de la noche, específicamente en el Hospital de Hialeah de la mencionada ciudad.
Nelson Antonio Henríquez Osorio había nacido el 27 de enero de 1947, en pleno Centro de Maracaibo, Zulia, para luego convertirse en una gran estrella de la música popular latinoamericana, grabando su primer sencillo a la edad de 16 años.
Comenzó su carrera exitosa con el Súper Combo los Tropicales, donde se dio a conocer con el clásico Cartagenera. Fundó la Orquesta La Playa, integró la Orquesta de Chucho Sanoja e ingresó a la Billo's Caracas Boys como cantante de boleros, donde compartió tarima con los también zulianos Cheo García y Memo Morales.
Al salir de la orquesta del maestro Billo, funda su propia agrupación denominada Nelson Henríquez y su Combo, donde da a conocer a una gran promesa de la música bailable, el barquisimetano Pastor López. En los 70's hizo sus primeras interpretaciones como solista, en una ascendente carrera en la que grabó 60 álbumes y ganó 11 Congos de Oro, el máximo premio que se entrega anualmente en el Carnaval de Barranquilla, Colombia, obteniendo de igual manera reconocimientos en la Feria Internacional de Cali.
En 2014 fue el primer Carnaval barranquillero donde se ausentó el muy admirado Nelson Henríquez, quien impuso muchos éxitos como: Mentirosa, Quisiera y no quisiera, Festival vallenato, Muchacha de 15, Cualquiera va, entre otros grandes impactos.
Según un periodista colombiano, su última voluntad fue que lo sepultaran en Barranquilla, aunque su familia decidió cremarlo y traer sus cenizas a su tierra natal, Maracaibo, Zulia.
Por: Agustín Arteaga