CENTRO CÍVICO DE CABIMAS, ZULIA




En la década de los años 40's, Cabimas surge como una de la ciudades más importantes del país, con reconocimiento internacional por la cantidad de petróleo que emanaba de sus entrañas.

En esa década ocurre un acontecimiento catastral que da inicio a la transformación urbana de "La cenicienta". Se inaugura el primer centro comercial de nuestra querida ciudad; nos referimos a una estructura de dos plantas denominada El Pasaje Sorocaima, ubicado en la céntrica avenida Independencia, aledaño a la calle Urdaneta y al viejo Mercado Principal.

Esta moderna obra fue impulsada por Wilmer González, máxima autoridad del otrora distrito Bolívar y edificada por el conocido constructor Manuel Estrada. No pasaron muchos días cuando se apersonaron los más populares "caballeros" de la ciudad, quienes se lucían con sus picarescos piropos y picantes chistes que expresaban a todo pulmón, entre los cuales podemos recordar a "Toroloy", "Oro Cochano" y "El Pingüino".

El 12 de mayo de 1973, es sustituido El Pasaje Sorocaima por el Centro Cívico de Cabimas, esta última obra impulsada por Germán Ríos Linares, presidente del Concejo Municipal del otrora distrito Bolívar.

El Centro Cívico de Cabimas, lugar de encuentro de los cabimenses, fue construido en el primer gobierno de Rafael Caldera, con una inversión de trece millones y medio de bolívares. Al fondo del mismo fue construido El Bulevar Costanero, lugar de esparcimiento donde se contemplan las bellezas de nuestro lago de Maracaibo.

Los pregoneros, los choferes de las diferentes paradas y los buhoneros de siempre, producen el bullicio pueblerino que recibe a propios y a extraños con la misma calidez que ha caracterizado al cabimense a través de la historia.


Por: Agustín Arteaga


APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.