ALBERTO SILVA NARVÁEZ, BARRIO OBRERO
El 8 de enero de 1942, nace en Cabimas, Zulia, Alberto Silva Narváez, fundador y director del tradicional conjunto gaitero Barrio Obrero de Cabimas. Fue un destacado estudiante de la Escuela Técnica Industrial de Cabimas, donde cursa la especialidad de Petróleo, culminando su carrera en la Escuela Técnica Industrial de Caracas, obteniendo el título de Técnico Superior de Petróleo. Más Adelante, cursa estudios de Química, convirtiéndose en un gran profesional en esta cátedra.
Se desempeña como profesor en la Escuela Nuestra Señora del Rosario, institución regentada por las hermanas de la Congregación denominada María Auxiliadora. Tiempo después, continúa fungiendo como profesor, pero ahora en la Escuela Técnica de Maracaibo, donde llega a ser su director. Al mismo tiempo que ejercía la docencia, se desempeñaba como gaitero, fundando junto a su hermano Héctor Silva Narváez y a Ramón Herrera, el conjunto Barrio Obrero de Cabimas, en el entonces Campo Obrero, barriada de Cabimas que cambió su nombre al de Barrio Obrero, gracias a la influencia musical y cultural de esta agrupación.
Silva Narváez fue un gran defensor de la gaita tradicional y del uso de los instrumentos originales de nuestro ritmo pascuero: furro, tambora, cuatro, charrasca y maracas. Solista, declamador, presentador e imagen del Barrio Obrero de Cabimas, quien antes de presentar alguna obra musical en los escenarios, primero declamaba el estribillo y en ocasiones algunas estrofas. Fue uno de los pioneros de la gaita protesta y logró plasmar las composiciones de "Chinco" Rodríguez, así como de otros compositores, para así imponer grandes éxitos como: Así es Maracaibo, Gaita primitiva, Gaita al puente, Bobures, La dieta, Un ojo dimos, Señora de mis pensamientos, Dos regalos, entre otras.
Después de su muerte, el Instituto Municipal de la Gaita y el Folclor le otorgó la Orden al Mérito al Artista Post Mortem. Alberto Silva Narváez dejó en manos de sus hermanos, hijos y sobrinos, un gran legado musical, la gaita de furro pura y sonoramente tradicional.
Por: Agustín Arteaga