SANTA LUCÍA Y EL PADRE CASTELLANO




Estuvo más de medio siglo al servicio de la feligresía luciteña, por eso jamás podrán olvidar a este religioso marabino que se sembró en la parroquia Santa Lucía de Maracaibo, Zulia. El 21 de octubre de 1990, su pueblo católico lo despide con todos los honores, y por tal motivo, presentamos su biografía.

PADRE JOSÉ LUIS CASTELLANO

El 12 de julio de 1909, nace en Maracaibo, Zulia, José Luis Castellano Ortiz, abnegado sacerdote zuliano y párroco de Santa Lucía durante cincuenta y dos años ininterrumpidos, donde se compenetró íntimamente con su feligresía. Su vocación sacerdotal surgió desde muy niño, cuando se inicia como monaguillo de monseñor Olegario Villalobos en la parroquia El Sagrario.

El 2 de diciembre de 1922, con apenas 13 años de edad, ingresa al Seminario Diocesano, siendo ordenado como sacerdote en la Catedral de Maracaibo el 24 de septiembre de 1932 por monseñor Marcos Sergio Godoy. Poco después, es nombrado como encargado de la parroquia Nuestra Señora de Las Mercedes, y luego, titular de la parroquia Nuestra Señora del Rosario en Cabimas, hasta que el 21 de junio de 1936 es trasladado a la popular parroquia de Santa Lucía en Maracaibo, concibiendo ahí la idea de levantar un nuevo y moderno templo al estilo semigótico, con tres amplias naves y dos torres, que fuera orgullo del populoso sector luciteño.

En 1950, con motivo del Año Santo, acompaña a monseñor Godoy a Roma, y en 1957, su querida parroquia de Santa Lucía le celebró con auténtico júbilo cristiano, las Bodas de Plata Sacerdotales, fijando en una lápida el afecto que siempre sintió por su líder religioso. Aún anciano y enfermo, fue párroco titular de Santa Lucía hasta el día de su muerte. Todavía muchas personas recuerdan con emoción el saludo paternal que le diera el papa Juan Pablo II en su visita a Maracaibo en 1985.


Por: Agustín Arteaga


APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.