RAMIRO FINOL, CIENTÍFICO ZULIANO




1975, la Tierra del sol amada despide este día al reconocido químico zuliano Ramiro Antonio Finol Ortega, científico de renombre nacional.

Conozcamos a este valioso hijo del Zulia en las próximas líneas, y descubramos cuan fructífera fue su carrera científica y que tantos aportes hizo a la sociedad venezolana.

Desde 1921 se desempeña como ayudante y preparador del Laboratorio de Química de la antigua Oficina Central de Sanidad Nacional. A partir de 1923 trabaja como preparador de Mineralogía y Química en la Escuela de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela, donde logra posteriormente, el Doctorado en Farmacia en 1942. Jefe del Servicio de Laboratorio de la Aduana de Maracaibo entre 1939 y 1951; flamante profesor de Química, preparador del Laboratorio de Química, Mineralogía y Geología del Liceo Baralt de Maracaibo, Zulia.

Tras la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, ocupó el cargo de secretario del Concejo Municipal de Maracaibo durante la presidencia del doctor Jesús Enrique Lossada, su amigo personal. Fue también profesor de Química del Instituto de Maracaibo y cofundador del mismo; presidente e impulsor del Colegio Farmacéutico del Estado Zulia, donde luchó para lograr una sede propia.

Ramiro Finol escribió más de treinta trabajos científicos y un libro donde denunció las corruptelas y abusos de las compañías petroleras extranjeras. Fue uno de los primeros en elaborar bebidas gaseosas en el país, creando la recordada bebida La Insuperable. Además, fue pionero en la fabricación de pastas dentífricas con la adición de fluor; pero su mayor logro fue el haber inventado la tinta indeleble, la misma que se ha usado en todos los procesos electorales desde 1947.

En su honor, desde 1976, la Biblioteca de la Escuela de Química de la Facultad Experimental de Ciencias de la Universidad del Zulia lleva su nombre, Ramiro Antonio Finol Ortega.


Por: Agustín Arteaga

APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.