LEVÍ PARRA… EL TROVADOR TOENSE




En esta oportunidad les comentaremos acerca de un personaje nacido en Isla de Toas, hoy, Municipio Insular Almirante Padilla del estado Zulia.

Nos referimos al músico, compositor, declamador y cantante, Leví Parra, un auténtico trovador de su tierra natal, que viajó incansablemente a través de la armonía de la danza, el valse, el bambuco y la décima.

Entre sus obras más conocidas recordamos: Isla de Toas, Canto a mi Toas, Ídolo mío, Plegaria marina y Dile a tus ojos, grabadas y popularizadas por Víctor Alvarado y el Grupo Palmarital de Ángel Quintero. También rememoramos la danza Ahora, interpretada por el maestro Mario Suárez; Cinco años, cantada por Ricardo Ferrer; y el bambuco Fuego lento, escuchado en la melodiosa voz de Lila Morillo. Cantantes de talla internacional como el ecuatoriano Julio Jaramillo, también se interesaron por las obras musicales compuestas por esta gran figura de la musicalidad zuliana.

Leví Parra nació en el Caserío Las Palmitas de Isla de Toas, el 23 de junio de 1903, y murió en Maracaibo el 21 de noviembre de 1961.

Orientado por sus maestros de primeras letras, de bancos, mesones y hosterías, de igual manera por su propia madre, Georgina Parra, cultivó la lectura de poetas de la época como: Julio Flores, Juan Antonio Pérez Bonalde, Udón Pérez, José Ramón Yepes, entre otros, hasta obtener una formación autodidacta que generaba asombro a propios y a extraños.

Viajó por varios estados de Venezuela y a otras latitudes foráneas como Aruba, Curaçao y Colombia. Desde esos lugares, embargado por la nostalgia y el cuatro en sus manos, comenzaron a fluir por sus prolíferas venas, la musa y las melodías de obras musicales que se convirtieron en himnos en su pueblo pesquero, que exaltaban la grandeza de su tierra, el paisaje y el amor.

Mientras navegaba desde el archipiélago zuliano en canoas, chalupas y piraguas, hacia Maracaibo y el Sur del Lago, se extasiaba con el hermoso paisaje lacustre, que a la vez le servía de fuente de inspiración para enriquecer el acervo popular de su amada isla, donde se consolidó como su legítimo cantor, porque a través de sus composiciones expresó magistralmente su amor por el paisaje natal.

En Isla de Toas se construyó una plaza en su honor, como un homenaje permanente de su pueblo, y en agradecimiento por ese ramillete de lindas canciones de las cuales se sienten orgullosos.


Por: Agustín Arteaga


APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.