INTENTOS DE LA REAPERTURA DE LUZ

El Zuliano Rajao



El Congreso Nacional de Venezuela, decreta el 19 de junio de 1936, el restablecimiento de nuestra ilustre casa de estudios, la Universidad del Zulia, y ordena al Ejecutivo Federal, conforme a las disposiciones constitucionales, a proveer lo necesario para su instalación en un edificio adecuado y con las dotaciones indispensables para el buen funcionamiento de una moderna universidad.

El Senado justificaba el Decreto diciendo: "Maracaibo es la segunda ciudad de la República, por su población; y una de las primeras por su cultura e intelectualidad. El estado Zulia es el centro de más actividad industrial, económica y mercantil de Venezuela". Pese a este y a otros argumentos, el Decreto de 1936 no pasó de allí.

El presidente de la República era para entonces el general Eleazar López Contreras y el ministro de Educación era el maestro Rómulo Gallegos, quien renuncia poco después. El nuevo ministro sería el doctor Alberto Smith, quien nombra una Junta de preclaros zulianos, entre ellos: Adolfo D'Empaire, José Encarnación Serrano, Raúl Cuenca, Jesús Enrique Lossada y Abraham Belloso, quienes poco después presentan un amplio informe, pero todo se frena con el nombramiento del nuevo ministro Rafael Ernesto López, quien al visitar a Maracaibo en mayo de 1937, y como todo político, se comprometió con la reapertura de la Universidad del Zulia y hasta nos ofreció una Ciudad Universitaria.

En 1939 llega un nuevo ministro de Educación, el doctor Arturo Uslar Pietri, quien en enero de 1940 promete que nuestra Universidad sería abierta en septiembre de ese mismo año, pero poco tiempo después se convirtió en el mayor opositor para el restablecimiento de dicha Casa de Estudios, al ordenar a la Junta Administradora reintegrar al erario público, los 300 mil bolívares que le habían asignado a nuestra Alma Máter.

¡AUNQUE USTED NO LO CREA!


Por: Agustín Arteaga

APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.