RECORDAMOS AL PRIMER ARZOBISPO ZULIANO




El 13 de mayo de 1946, muere en Caracas el líder católico zuliano Felipe Rincón González. Había nacido el 20 de febrero de 1861 en las sabanas de San Francisco de La Cañada, Zulia, hijo legítimo de Ceferino Rincón y de Lucía González, ambos de lo que hoy conocemos como La Cañada de Urdaneta.

Los estudios de primaria los realiza entre Maracaibo y Puerto Cabello, alcanzando el grado de bachiller en 1892 en el Colegio Bolívar de Maracaibo. Se traslada a Caracas e inicia sus estudios religiosos en la Escuela Episcopal de Caracas, culminándolos el 13 de enero de 1895 en el Seminario de Mérida.

Ordenado sacerdote es designado párroco de El Sagrario en esa misma ciudad, mientras termina de cursar el Doctorado en Ciencias Eclesiásticas en la Universidad de Mérida, el 15 de agosto de 1897. Más adelante, se traslada a San Cristóbal donde ejerce como sacerdote y vicario foráneo, siendo también redactor de La Revista Católica, mientras rechazaba su candidatura como Obispo del Zulia en 1910.

A la muerte del arzobispo de Caracas, Juan Bautista Castro, ocurrida en 1915, fue propuesto como su sucesor, confirmado el 10 de agosto de 1916 por el papa Benedicto XV, y convirtiéndose en el primer arzobispo zuliano de Venezuela. Durante su episcopado se dividió el territorio eclesiástico de Venezuela, perdiendo el título de Arzobispo de Venezuela, para ser sólo de Caracas.

Dada la amistad personal que mantenía con el dictador Juan Vicente Gómez, esto redundaría en el mejoramiento de la Iglesia Católica en Venezuela. Durante los veinticuatro años de su Gobierno eclesiástico regresaron a Venezuela los Jesuitas e ingresaron numerosas Órdenes Religiosas.

Después de la muerte de Gómez, la actuación de monseñor Rincón González fue motivo de críticas muy severas. Las cartas personales que le enviaba a su amigo dictador fueron publicadas y satíricamente comentadas por la prensa nacional.

Finalmente, fue objeto de una visita apostólica enviada por el Vaticano, y en 1939, fue relevado de toda función administrativa


Por: Agustín Arteaga

APOSTADORES MARACUCHOS


Dos apostadores enfermizos están mirando a la vieja del frente que tiene las piernas abiertas y dicen: - La pantaleta de la señora es negra; el otro apostador brinca y dice: - NO! es marrón... Mandan a un carajito a verificar de qué color es la pantaleta y al regresar les dice: - Se pelaron los dos, ni es negra ni es marrón… son moscas.